domingo, 21 de agosto de 2011

ETTs y otras hierbas

Resulta que el otro día me acerqué a varias ETTs a dejar mi currículum. Había oído que eran buenas alternativas para encontrar un empleo esporádico, o al menos así era en otros tiempos. Concretamente, dejé el currículum en 3 empresas de trabajo temporal. Randstad, Manpower y otra más pequeña, de la que no recuerdo el nombre. Contaré mi experiencia en las tres, ya que me parecieron curiosas las distinciones.


En la primera de ellas, en Randstad, me atendieron bastante bien. Me costó bastante encontrar la oficina, ya que está en una calle un poco escondida, y para más inri hay que subir unas escaleras que parecen conducir a ninguna parte. Bueno, me las apañé para llegar. Me recibieron dos chicas jóvenes, no sé si llegarían a los 30, muy agradables tanto a la vista (y tanto que sí) como al oído. Me hicieron las pertinentes preguntas, me preguntaron acerca de mi currículum, planes de futuro, etc., siempre en un tono muy amistoso y coloquial. Además, la oficina estaba ordenada, limpia, y bien organizada en despachos, al menos separados con una mampara de cristal, todo decorado con los colores corporativos. Dejé el currículum y me fui con bastante buen sabor de boca.

La siguiente, Manpower, me costó bastante menos encontrarla. De hecho, fue ella la que me encontró a mí, porque no tenía ni idea de que existía, sólo cuando me crucé de frente con una de sus oficinas. Era un bajo semisótano, bastante hundido en el suelo, pero la decoración blanca hacía que pareciera más luminoso de lo que en realidad era. Cuando entré, bastante dubitativo puesto que no conocía el nombre y me sonaba sólo ligeramente que se dedicaban a esto del trabajo temporal, había dos chicas delante de mí, hablando con el que debía ser el resposable de la oficina (de hecho, el único empleado que había en una oficina de, calculo, 150 metros cuadrados). El buen hombre estuvo casi media hora hablando con las citadas féminas, entre jijís, jajás, yo te miro, tú me miras, me das tu número, etc. Bastante hasta las narices, hice ademán de irme, pero justamente se levantaron los tres, las chicas se fueron, y me dirigí a él para entregarle mi currículum. Mi conversación con él fue la siguiente:

- Hola, venía a dejar mi curículum a ver si sale algo...
- Vale, déjamelo por aquí y lo echaremos un vistazo.

(Silencio incómodo)

- ¿Y ya está?
- Sí, claro, a no ser que quieras algo más.
- No, no. Hasta luego, gracias.

Ni preguntas, ni un vistazo al currículum, ni una mínima conversación de cortesía. Eso es un servicio de calidad, sí señor. O eso pensaba yo, hasta que me acerqué a la última oficina de empleo temporal.


La tercera y última ETT me la recomendó un amigo, asegurando que a un conocido suyo le habían llamado dos días después de dejar allí el currículum para trabajar en una fábrica. Bueno, pensé, seguro que es mentira, pero no pierdo nada por intentarlo. La oficina está situada en un bloque de oficinas en la calle más céntrica de Valladolid. Para empezar, en el cartelito metálico que había en el portal indicaba un segundo piso, despacho X. Bueno, no es para tanto, puedo subir andando. Lo que no cuentan es que hay unas 3 o 4 "entreplantas", o así las llaman allí, pero no aparecen indicadas en ningún sitio. Y claro, cuando subes dos pisos, lo más normal es estar en un segundo, por lo menos en mi pueblo. Y allí estaba yo, en el falso segundo, preguntando por el despacho X. "En el segundo piso", me contestaban las de la limpieza. Gracias, lumbreras. Por fin, alguien se dignó a decirme que aquello no era un piso, sino una entreplanta, y que las dos siguientes también. Le di las gracias, y cogí el ascensor. Allí sí, estaban correctamente indicadas las plantas, las entreplantas, las entre-entreplantas y toda la pesca. Saliendo del ascensor, un cartelito de papel, en blanco y negro, colgado de un corcho, indicaba con una flecha la dirección a seguir para llegar al "despacho X". Lo seguí. Llegando al "despacho X", otro cartel de impresora en la puerta anunciaba que eran necesarias fotocopias del DNI, de la Seguridad Social, un currículum actualizado y una fotografía de carnet. Por suerte soy un tío previsor, y llevo en la carpeta todo lo que se pueda requerir para estos casos. Entré por la puerta (obvio). Lo que allí encontré no tiene nombre. Montañas de papeles por todos los lados, un sofá desconchado en lo que parecía una sala de espera, porque en vez de papeles tenía revistas, y un señor sentado tras un mostrador de madera astillada, con la camisa desabrochada más de la cuenta y un olor raro en el ambiente. Se repitió la conversación con el anterior, sin nada más allá del hola, venía a esto y a esto, y San Seacabó. Con la diferencia de que este, no sé si consciente de que yo le estaba mirando o no, cogió mi currículum, lo leyó, meneó la cabeza, y puso en letras bien gordas en la esquina superior derecha del mismo: "NADA". Y lo dejó en un montón de papeles etiquetados con un possit que decía "D".

Y esa ha sido mi experiencia con las ETTs. La verdad, visto lo visto, no tengo demasiadas esperanzas de que me llamen, sobre todo si tenemos en cuenta que los montones de papeles que tuve que sortear en la última eran, previsiblemente, currículums. Así están las cosas, con los currículum en montones sin etiquetar y etiquetando a la gente como "nada". En fin, el lunes comentaré la entrevista que he conseguido a través de Infojobs. Un saludo.

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